Cuando Tim Robbins le dice a Sarah Polley:
-Vente conmigo,
-Sarah: No , pues un día me levantaré y no pararé de llorar ,entonces los dos nos ahogaremos.
-Tim: Aprenderé a nadar................

" Espero que este lugar os ayude a nadar...............

martes, 31 de diciembre de 2013


Ya sabemos que estas celebraciones de fin de año son una pura convención, pero, ¿no es magnífico que un viejo ritual nos ayude a parar por un instante la velocidad aturdidora del tiempo y a reflexionar siquiera un poco sobre nuestro pasado y nuestro porvenir? O sea, a replantearnos la existencia.
Yo, que ya he vivido lo bastante como para aprender que la felicidad es la ausencia de dolor, me deseo y os deseo eso: un futuro sin demasiados mordiscos. Pero en realidad somos capaces de hacer más, mucho más. Porque no podemos controlar lo que nos sucede, pero sí la manera en que respondemos a lo que nos sucede. Hay que vivir con panache (literalmente, penacho, pluma), como Cyrano de Bergerac, cuyas últimas palabras antes de morir son, precisamente, “mon panache”, un término que representa la virtud de la bravura modesta, de la vitalidad y el sentido del humor ante la adversidad. Tengo un amigo que suele decir, citando a Viktor Frank: “Lo único que no te pueden quitar es la actitud”. Nadie te puede quitar la belleza de los árboles desnudos que se estiran por las mañanas rechinantes de escarcha; la emoción y el orgullo de saber que, si te sucede algo a media noche, siempre habrá un amigo o una amiga dispuesto a ayudar; los momentos de risa y bienestar con la gente que quieres, esas carcajadas tontas y niñas que te dejan sin fuerza en los costados; la pasión de leer, de aprender, de escuchar música, de ver un cuadro hermoso, una película, de pasear por una ciudad, una playa, un monte. La gloriosa sensualidad del cuerpo, de sentirte lo suficientemente sano, de oler y acariciar a un hijo pequeño o a un animal querido, de oler y disfrutar el cuerpo de tu amante. Me deseo y os deseo todo esto en 2014. Mucho panache, mucha actitud y serenidad para saber gozar de la indudable belleza de la vida.
 

lunes, 30 de diciembre de 2013

Artículo de Almudena Grandes


                                                Y sobre todo, salud

A quienes no han perdido la ilusión, que la conserven.
A quienes han dejado de creer, que encuentren motivos para recuperar la fe.
A quienes están tan furiosos que le pedirían a los Reyes Magos un martillo neumático para destrozarlo todo, que imaginen un método fecundo para canalizar su furia.
A los abuelos de las preferentes, que les toque la lotería aunque les hayan dejado tan pelados que no hayan podido comprar ni un décimo.
A todas las familias que temen un desahucio, que un programador compasivo infecte con un virus potentísimo los ordenadores de todos los bancos y de un montón de juzgados.
A los corruptos, largos años de cárcel sin derecho al tercer grado.
Al profesorado de la enseñanza pública, que, a pesar de los pesares, y de los recortes, y de las mentiras, y de la generalizada hostilidad que soportan a diario, nunca olviden que son imprescindibles y un pilar de la civilización.
A sus alumnos, que sean conscientes del tesoro que tienen en las manos y que saquen todos los sobresalientes que puedan para demostrarlo.
Al personal de la sanidad pública, que, a pesar de los pesares, y de los recortes, y de las mentiras, y de la generalizada hostilidad que soportan a diario, nunca olviden que son imprescindibles y otro pilar de la civilización.
A los corruptores, que primero se arruinen y después paguen largos años de cárcel sin derecho al tercer grado.A sus pacientes, que sean conscientes del tesoro que tienen en las manos y que peleen para estar a la altura de quienes pelean para que no pierdan sus derechos.
A los parados, que de entrada encuentren un empleo, y luego, si puede ser, un empleo digno.
A los empresarios decentes, porque hay muchos, que ganen dinero para contratar en condiciones justas y ganar más dinero todavía.
A los empresarios indecentes, porque hay bastantes, que alguien peor que ellos les estafe y les deje sin un céntimo.
A los abuelos y las abuelas que sostienen familias enteras con esas pensiones que cada vez valen menos, que les quieran muchísimo sus nietos.
A los tristes, que se reconcilien con la alegría.
A las mujeres maltratadas, que sean capaces de romper con el pasado y puedan vivir en paz.
A los maltratadores, que se crucen con un maltratador en su camino.
A quienes están pensando en emigrar, que puedan más sus motivos para quedarse.
A los pequeños héroes de la vida cotidiana, todos esos hombres y mujeres anónimos que se desviven por ayudar a los demás, ánimo y fuerza para seguir adelante.
A las madres e hijas, y a los padres e hijos, de personas dependientes que han perdido todas las ayudas, y están solos, desesperados, que sobrevivan al horror, por ellos mismos y por sus padres, por sus hijos.
A los explotadores, a los especuladores, a los despiadados, a quienes abusan de la miseria ajena y la multiplican con su avaricia, con su egoísmo, que se mueran deprisa, porque el mundo será mucho mejor sin ellos.
A toda la gente buena de ese mismo mundo, que el año próximo les haga mejores, porque así nos harán mejores a los demás.
A los cínicos, que se ahoguen en el frío veneno que destilan sus lenguas de reptil.
A los justos, recompensas.
A los generosos, suerte.
A los culpables, lo peor.
Y a todos ustedes, mucha salud para que volvamos a encontrarnos aquí dentro de 12 meses.
Todo esto deseo de corazón para el año nuevo.
                                                                                             ALMUDENA  GRANDES


sábado, 21 de diciembre de 2013

Viva el cine¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡


Sigue vivo, aunque digan que se muere

                                                                                    Carlos Boyero

Entre las muchas devastaciones que provoca el paso del tiempo y la llegada de la nieve, una que me causa especial pesadumbre es perder la memoria cinéfila. No las impagables sensaciones que te provocan algunas películas, pero sí la dificultad para recordar sus títulos, confundir las fechas en las que te encontraste con ellas por primera vez, tardar más de un minuto en descubrir el nombre de sus creadores.
Por ello me obligo a pedir una lista cuando me piden que escriba sobre mis preferencias del año. Al examinarla, descubro que contra las predicciones o las certidumbres ajenas sobre la nefasta salud del cine actual, se han estrenado este año bastantes películas que me gustan.
Siento angustia, miedo y piedad ante lo que cuenta Haneke en Amor.Jeff Nichols habla con profundidad y lirismo de la infancia y su necesidad de mitos en la hermosa Mud. Permanezco en tensión aunque conozca el desenlace durante el amplio metraje de La noche más oscura, esa película más sombría que épica en la que los presuntos buenos utilizan incansablemente la tortura contra los malos para cazar a Bin Laden. Me regocija la forma en la que narra Tarantino la venganza de un liberado esclavo y su justiciero maestro alemán contra las bestias blancas que causaron su tragedia en la bien rodada y mejor escrita Django desencadenado, disfruto con su humor y con la brillantez de su creador al construir secuencias tan largas como tensas.
Tal vez pueda fatigar el tono discursivo de Lincoln o la morbosa ambigüedad de The master, pero observar las asombrosas interpretaciones de Daniel Day Lewis haciéndote creer que Lincoln ha resucitado y de Philip Seymour Hoffman imprimiendo seducción y turbiedad al líder de la Cienciología justifica el precio de la entrada. La danesa La caza perturba retratando la brutalidad ambiental de una comunidad que parecía modélica cebándose con un falso culpable que ha sido acusado por una niña. La opresiva película alemana Barbaralogra que no sientas ninguna envidia de haber vivido en la República Democrática Alemania. Es muy complejo y creíble el dilema familiar, genético y afectivo que plantea el japonés Kore-eda en De tal padre, tal hijo. El argentino Santiago Mitre logra con escaso dinero y mucho talento en El estudiante hacer un retrato sutil de la corrupción política en la universidad.
Gravity, además de ser espectáculo visual, utiliza con sentido las tres dimensiones y transmite fascinación con algo tan exótico como dos astronautas flotando en el espacio e intentando sobrevivir. Le tengo mucho cariño a la familia de escritores de Un invierno en la playa. Me sigue impresionando la sensibilidad y la narrativa de La vida de Adèledespués de cuatro visionados. Me intriga y me emociona la retorcida, trágica y admirable La mejor oferta. Hay magia de primera clase en La gran belleza.
Me divertí mucho durante la brillante hora inicial de Las brujas de Zugarramurdi y moderadamente en La gran familia española. Me pareció bonita y tierna Vivir es fácil con los ojos cerrados. Son cuantiosas las películas con las que no he tenido la sensación de perder el tiempo. No ha sido un mal año de cine. Aunque los notarios y los profetas sigan con la perorata de que este se muere.